#56 ¿Buscamos aliados o consuelo?

¿Buscamos aliados o consuelo? A lo largo de nuestra vida el ser humano pasa por un montón de situaciones. Unas son adversas y otras felices llenas de aliados. A veces pensamos que el número de situaciones adversas o felices nos lo determina una cosa que llamamos suerte. Pero ¿es la suerte algo innato o algo que viene o va?

Muchos aseguran que hay que llamarla, pero claro, para ello nos venden caros amuletos o nos llenan de superstición y manías.

Todos tenemos alguna, que si bien conscientemente no la achacamos a la suerte, si que la tenemos en cuenta como una manera de «hacer bien las cosas«, como si atarnos el zapato derecho antes que el izquierdo pudiera influir en algo, si al final el resultado es que tenemos los dos zapatos atados.

Pero todo esto está muy bien, mas cuando contamos a alguien algo que nos aconteció ¿lo hacemos buscando aliados o consuelo?

Piénsalo. Quizás unos lo hagan buscando una reafirmación a algo que hicieron, para que los demás aplaudan su aptitud, y otros lo hagan buscando el consuelo de que le digan que no fue culpa suya, sino del personaje que les traicionó.

Sea como fuere, ante un mismo problema o situación, cada persona reaccionará de una forma diferente, que irá en relación de su capacidad de aprender de todo lo que le aconteció en el pasado.

Si, aunque el hombre sea el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, esto no se debe a otra cosa que a que no fuimos capaces de aprender bien de nuestros errores, y no sólo de aprender de ellos, sino de no haber sabido gestionarlos para que no vuelva a sucedernos en el futuro.

La vida está llena de engaños, trampas, mentiras, decepciones, pero también de verdades y alegrías. Y según sea tu aptitud, te aseguro que sabrás no solo evitar lo malo, sino prevenirte mejor de ellos e incluso atraer la buena suerte, o que te sucedan mejores cosas. Pero analicemos la situación escuchando el audio:

¿Buscamos aliados o consuelo? | luisbermejo.com | podcast

¿Buscamos Aliados o Consuelo?

Caminamos a tientas, con miedo y sin calma,

con dudas que pesan, con grietas en el alma.

Miramos al mundo con ojos sedientos,

buscando respuestas, huyendo del viento.

¿Queremos aliados que enciendan la llama,

que luchen con fuerza, que enfrenten la trama?

¿O solo buscamos un hombro, un refugio,

un eco que diga: “No temas, yo empujo”?

Hay quien prefiere la guerra y la espada,

el grito valiente, la huella marcada,

y hay quien elige la sombra serena,

la mano extendida, la paz que no quema.

Pero en esta vida de rutas inciertas,

de pasos que tiemblan, de puertas abiertas,

quizás no haya guerra, ni solo consuelo,

quizás solo importa no estar en el suelo.

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