Me ha parecido bien narrar la biografía de Hernán Cortés porque seguramente para muchos es un misterio. Para otros, un personaje que les suena, pero que no conocen en profundidad. Para las nuevas generaciones que escuchen a según qué líderes políticos, un personaje tergiversado al que llaman asesino, sin reconocer que antes de su llegada allí los había y que si no fuera por él, quizá el mundo tal como lo conocemos hoy, no existiría. Por tanto, vamos a desvelar sus misterios, su historia y sus conquistas y gestas, que muchas veces obviaron incluso las órdenes de superiores cuando éstos querían beneficiar a enchufados que no merecían tal encargo.
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La vida de Hernán Cortés
Hernán Cortés fue un conquistador español que lideró la expedición que derrotó al imperio azteca y sometió a México al dominio de la Corona española. Su vida estuvo marcada por la ambición, el valor, la astucia y la crueldad. En este artículo, repasaremos los principales acontecimientos de su biografía y analizaremos su legado histórico.
Nacimiento y juventud
Hernán Cortés nació en 1485 en Medellín, una villa de la provincia de Extremadura, en el seno de una familia noble pero empobrecida. Desde niño mostró un carácter rebelde e inquieto, y se interesó por las aventuras de los exploradores que viajaban al Nuevo Mundo. A los 14 años, fue enviado a estudiar leyes a la Universidad de Salamanca, pero pronto abandonó los estudios y regresó a su pueblo natal.
En 1504, a los 19 años, decidió embarcarse hacia las Indias, siguiendo el ejemplo de su pariente Francisco Pizarro, el futuro conquistador del Perú. Llegó a la isla de La Española (actual República Dominicana y Haití), donde se estableció como encomendero y funcionario colonial. Participó en varias expediciones a Cuba y otras islas del Caribe, donde se ganó la fama de ser un soldado valiente y un administrador eficaz.
La conquista de México
En 1518, el gobernador de Cuba, Diego Velázquez, le encargó a Cortés organizar una expedición para explorar las costas de México, donde se rumoreaba que había ricas civilizaciones. Cortés reclutó a unos 500 hombres, 16 caballos y 11 barcos, y partió de Cuba en febrero de 1519, sin esperar la autorización final de Velázquez, quien sospechaba que Cortés quería independizarse de su mando.
Tras desembarcar en la península de Yucatán, Cortés fundó la primera ciudad española en México: Villa Rica de la Vera Cruz. Allí estableció un cabildo que lo nombró capitán general y justicia mayor, lo que le permitió romper con la autoridad de Velázquez. También quemó sus naves para impedir que sus hombres desertaran o regresaran a Cuba.
Cortés inició su marcha hacia el interior del territorio mexicano, acompañado por unos 400 soldados españoles y miles de indígenas aliados, principalmente tlaxcaltecas y totonacas, que eran enemigos del imperio azteca. En su camino, se enfrentó a varias batallas contra los pueblos locales, que fueron vencidos por la superioridad militar y tecnológica de los españoles.
En noviembre de 1519, Cortés llegó a Tenochtitlán, la capital del imperio azteca, donde fue recibido pacíficamente por el emperador Moctezuma II. Cortés aprovechó la situación para tomarlo como rehén y exigirle tributos y conversiones al cristianismo. Sin embargo, su dominio sobre la ciudad fue efímero, pues en abril de 1520 tuvo que salir a enfrentar una expedición enviada por Velázquez para arrestarlo.
La Noche Triste y la caída de Tenochtitlán
Mientras Cortés estaba ausente, estalló una rebelión en Tenochtitlán contra los españoles que habían quedado al mando de Pedro de Alvarado. Los aztecas sitiaron el palacio donde se alojaban los invasores y les impidieron el acceso al agua y los alimentos. Cortés regresó apresuradamente a la ciudad y trató de negociar con los rebeldes, pero fue inútil.
En la noche del 30 de junio al 1 de julio de 1520, conocida como la Noche Triste, Cortés y sus hombres intentaron escapar de Tenochtitlán por un puente construido sobre el lago Texcoco. Sin embargo, fueron descubiertos y atacados por los aztecas, que les causaron numerosas bajas. Entre los muertos estaba Moctezuma II, quien fue apedreado por su propio pueblo al intentar calmarlos.
Cortés logró huir con unos 300 soldados y se refugió en Tlaxcala, donde reorganizó sus fuerzas y recibió refuerzos de España y Cuba. En mayo de 1521, inició el asedio final a Tenochtitlán, que duró tres meses y fue uno de los episodios más cruentos de la historia. Los aztecas resistieron heroicamente, pero fueron diezmados por el hambre, la sed y las enfermedades traídas por los europeos.
El 13 de agosto de 1521, Cortés entró triunfalmente en la ciudad, que estaba en ruinas. Capturó al último emperador azteca, Cuauhtémoc, y lo sometió a torturas para que revelara el paradero de los tesoros reales. Así terminó la conquista de México, que pasó a ser una colonia española bajo el nombre de Nueva España.
La consolidación del poder y los conflictos con la Corona
Tras la caída de Tenochtitlán, Cortés se dedicó a pacificar y organizar el territorio conquistado. Fundó varias ciudades, como Puebla y Cuernavaca, y repartió tierras, minas y encomiendas entre sus hombres. También exploró otras regiones, como las actuales Guatemala, Honduras y California. Se casó con una princesa indígena, Isabel Moctezuma, hija de Moctezuma II, y tuvo varios hijos mestizos.
Sin embargo, su poder y riqueza despertaron la envidia y el recelo de sus rivales y de la Corona española, que lo acusaron de abusar de los indígenas, desobedecer las leyes y aspirar a la independencia. En 1528, Cortés tuvo que viajar a España para defenderse ante el rey Carlos I, quien lo recibió con honores y le confirmó sus títulos y privilegios, pero le quitó el gobierno de Nueva España.
Cortés regresó a México en 1530, pero ya no tenía el control político ni militar del territorio. Se dedicó a sus negocios privados y a sus expediciones personales, pero sin mucho éxito. En 1540, volvió a España para reclamar sus derechos y recompensas, pero fue ignorado por el rey y marginado por la corte.
Muerte y legado
Hernán Cortés murió en 1547 en Castilleja de la Cuesta, cerca de Sevilla, a los 62 años. Fue enterrado en un monasterio franciscano, pero sus restos fueron trasladados varias veces hasta llegar a México en 1946, donde reposan en un mausoleo en el Hospital de Jesús.
La figura de Hernán Cortés ha sido objeto de múltiples interpretaciones y valoraciones a lo largo de la historia. Para algunos, fue un héroe que abrió las puertas de un nuevo mundo y difundió la cultura occidental. Para otros, fue un villano que destruyó una civilización milenaria y sometió a un pueblo a la explotación y el genocidio.
Lo cierto es que Cortés fue un personaje complejo y contradictorio, que protagonizó una de las epopeyas más asombrosas y trágicas de la humanidad.
Otros temas en el programa de esta semana:
La envidia
La envidia es el deporte nacional por excelencia en España. Pero no creas que no es universal, ocurre en todo el planeta y todas las sociedades, es un sentimiento incrustado en los seres humanos y yo diría que en casi todas las especies que habitan en el planeta.
¿Qué es la envidia? ¿Por qué sentimos este sentimiento tan desagradable y destructivo? ¿Cómo podemos superarlo y vivir más felices? Estas son algunas de las preguntas que me hago en esta entrada, donde intentaré analizar la envidia desde un punto de vista psicológico, social y humorístico.
La envidia se define como el deseo de poseer lo que otro tiene, ya sea un bien material, una cualidad, una habilidad o una relación. Implica compararnos con los demás y sentirnos inferiores o insatisfechos con lo que somos o tenemos. La envidia también genera resentimiento, rencor y malestar hacia la persona envidiada, a la que podemos llegar a odiar o desearle el mal.
La envidia es un sentimiento muy común y natural, que todos hemos experimentado alguna vez en nuestra vida. No hay nada de malo en sentir envidia de vez en cuando, siempre y cuando no nos obsesionemos ni nos dejemos dominar por ella. La envidia puede ser incluso positiva si nos sirve de estímulo para mejorar o conseguir nuestros objetivos.
Sin embargo, la envidia también puede ser muy negativa y perjudicial para nuestra salud mental y emocional. La envidia puede provocarnos ansiedad, depresión, baja autoestima, estrés, frustración, ira, celos, culpa, vergüenza y hasta trastornos psicosomáticos. La envidia puede afectar a nuestra forma de relacionarnos con los demás, generando conflictos, rivalidades, enemistades, críticas, chismes y hasta agresiones.
¿Cómo podemos evitar caer en la trampa de la envidia? ¿Cómo podemos liberarnos de este sentimiento tan tóxico y nocivo? Aquí os dejo algunos consejos que espero que os sean útiles:
– Acepta tus emociones. No te avergüences ni te culpes por sentir envidia. Reconoce lo que sientes y exprésalo de forma adecuada. Puedes hablar con alguien de confianza, escribir un diario o practicar alguna técnica de relajación.
– Sé agradecido. Valora lo que tienes y lo que eres. No te compares con los demás ni te fijes solo en lo que te falta. Piensa en todas las cosas buenas que te rodean y que te hacen feliz. Practica el agradecimiento cada día.
– Sé realista. No idealices ni exageres lo que los demás tienen o son. No todo es tan bonito ni tan fácil como parece. Todos tenemos problemas, defectos y dificultades. No te dejes engañar por las apariencias ni por las redes sociales.
– Sé positivo. No te centres en lo negativo ni en lo que no puedes cambiar. Busca el lado bueno de las cosas y aprende de tus errores. No te rindas ni te desanimes. Cree en ti mismo y en tus posibilidades.
– Sé generoso. No seas egoísta ni mezquino. Alégrate por el éxito o la felicidad de los demás. Reconoce sus méritos y sus virtudes. Ayuda a los que lo necesitan y comparte lo que tienes. Verás cómo te sientes mejor contigo mismo y con los demás.
– Sé creativo. No copies ni imites lo que hacen o tienen los demás. Busca tu propio estilo y tu propia identidad. Exprésate con libertad y originalidad. Disfruta de tu pasión y de tu talento.
– Sé feliz. No dejes que la envidia te amargue la vida ni te quite la ilusión. Vive el presente y disfruta de cada momento. Haz lo que te gusta y te hace sentir bien. Rodéate de gente positiva y querida. Sonríe más y preocúpate menos.
Espero que este post os haya gustado y os haya hecho reflexionar sobre la envidia. Recordad que la envidia es una emoción humana que podemos controlar y transformar en algo positivo. No dejéis que la envidia os robe la felicidad ni os impida alcanzar vuestros sueños.
Tatuajes
Los tatuajes están de moda. Parece que desde hace algunos pocos años pero no es así. Desde siempre o al menos desde que lo recuerde la historia, los tatuajes han existido, aunque con diferentes connotaciones. Normalmente para señalar costumbres tribales en la antigüedad, modernamente para identificarse como miembro de una pandilla o simplemente por gusto, por recordar algo o identificarse con una idea.
¿Te has preguntado alguna vez cuál es el origen del tatuaje? ¿Desde cuándo los humanos se decoran la piel con símbolos y diseños? ¿Qué significados y funciones tienen los tatuajes en las diferentes culturas? En este post te cuento la historia del tatuaje, desde sus orígenes hasta la actualidad, y te muestro algunos ejemplos de los estilos más populares y sus características.
El tatuaje es una práctica milenaria que consiste en introducir pigmentos bajo la piel para crear dibujos permanentes. Se han encontrado evidencias de tatuajes en momias y restos humanos de diferentes épocas y lugares del mundo, lo que demuestra que el tatuaje es una forma de expresión artística y cultural muy antigua y universal.
Los primeros tatuajes se remontan al Paleolítico, hace unos 40.000 años. Se cree que los primeros humanos se tatuaban por motivos religiosos, mágicos o terapéuticos, para invocar a los dioses, protegerse de los espíritus malignos o curar alguna enfermedad. Los tatuajes también servían para identificar a los miembros de un grupo, una tribu o un clan, o para marcar el estatus social, el rango o el rol de una persona dentro de la comunidad.
Uno de los ejemplos más antiguos y famosos de tatuaje es el de la momia conocida como Ötzi, el hombre de hielo, que vivió hace unos 5.300 años y fue hallado en los Alpes en 1991. Ötzi tenía 61 tatuajes en su cuerpo, la mayoría de ellos formados por líneas simples o puntos. Se cree que estos tatuajes tenían una función terapéutica, ya que coincidían con puntos de acupuntura o zonas donde Ötzi sufría dolores o enfermedades.
Otras culturas antiguas que practicaban el tatuaje eran las egipcias, las mesopotámicas, las chinas, las indias, las celtas, las griegas, las romanas, las mayas, las aztecas, las polinesias, las maoríes y muchas más. Cada una de ellas tenía sus propios métodos, diseños y significados para los tatuajes, que podían representar desde animales totémicos hasta símbolos geométricos, pasando por letras, números, nombres o retratos.
El tatuaje también ha tenido momentos de prohibición y estigmatización a lo largo de la historia. Por ejemplo, en el siglo IV d.C., el emperador Constantino prohibió el tatuaje en el Imperio Romano por considerarlo una práctica pagana incompatible con el cristianismo. En la Edad Media, el tatuaje fue asociado con la brujería y la herejía, y se usó como una forma de castigo o marcaje para los criminales, los esclavos o los prisioneros. En el siglo XIX, el tatuaje fue visto como una señal de marginalidad o rebeldía, y se popularizó entre los marineros, los soldados, los piratas o los miembros de bandas o pandillas.
Sin embargo, el tatuaje también ha tenido épocas de auge y reconocimiento como forma de arte y expresión personal. A finales del siglo XIX y principios del XX, el tatuaje se convirtió en una moda entre la aristocracia y la alta sociedad europea, que se inspiraba en los exóticos diseños de las culturas orientales o africanas. En el siglo XX, el tatuaje experimentó una gran evolución gracias a la invención de la máquina eléctrica de tatuar y al surgimiento de nuevos estilos y tendencias artísticas. Algunos de los estilos más populares son el tradicional americano, el japonés, el tribal, el realista, el old school, el new school, el biomecánico, el acuarela o el minimalista.
Hoy en día, el tatuaje es una práctica muy extendida y aceptada en todo el mundo. Según algunas estadísticas, alrededor del 40% de las personas entre 18 y 29 años tienen al menos un tatuaje. Los motivos para hacerse un tatuaje son muy variados: desde rendir homenaje a un ser querido, hasta conmemorar un momento importante, pasando por expresar una idea, una emoción o una identidad. Los tatuajes son una forma de arte corporal que refleja la personalidad, la creatividad y la historia de cada persona.
Espero que esta entrada te haya gustado y te haya ayudado a conocer mejor la historia del tatuaje. Si te has quedado con ganas de más, te invito a oír el programa.
No soy un serial killer – Capítulo 14
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