Quédate. ¿Cuántas veces en la vida hemos dicho esta palabra? A veces como un ruego, otras con ilusión y otras con desesperación, porque no quieres dejar marchar o que se marche a esa persona, porque te hace daño, mucho daño.

#967 Quédate…

Prólogo al programa #967 Quédate…

Sólo aquellas personas que de verdad han amado y perdido a la persona amada sabe lo que es el dolor del amor. Vale, estemos de acuerdo, el amor cuando se vive y se comparte, no duele ni debe doler. Y con esto no me refiero a ningún tipo de maltrato físico o psicológico, eso es evidente que no cabe en el amor.

Hay quien afirma que no, que el amor tiene que doler, pero no es cierto, sólo duele cuando no se corresponde y sólo le duele a una persona; o cuando una parte está completamente enamorada, hasta las trancas, y la otra no. En cuyo caso, por parte de la que no, pueden venir desaires, desatenciones e incluso frases que duelen, hirientes; pero eso no es amor, no se engañe.

Cuando el amor es correspondido, todo es felicidad, se vive una realidad narcótica, eufórica. Las ganas aumentan, y no sólo hablo de deseo y sexo sino ganas de hacer de todo y cada día diferente, o por lo menos ir cambiando como se cambian los menús. Y de vez en cuando, más vez que cuando, variación y sorpresa para que no se haga monótono, claro.

Pero, cuando ese amor se pierde, duele como si faltara el aire, como si la vida se escapara no por los dedos sino desde el corazón. Por ello, si se decide a amar, que sea correspondido, para que sólo sea una desgracia la que produzca ese dolor y no el desdén de la otra parte que caprichosamente viene y va y finalmente acaba dejándonos.

Pasa una buena semana y hasta el próximo programa de No Soy Original | luisbermejo.com.

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