¿Quién no ha escuchado esta frase alguna vez?: «A mi no se me caen los anillos«.
Caen los anillos
Para quien no lo sepa, cuando alguien dice esto, quiere decir que tiene la intención de trabajar en cualquier parte, y de lo que sea, y que no le molesta el tipo de trabajo que sea. Pero el refranero español es sabio y uno de sus refranes reza: «Del dicho al hecho, trecho«. O lo que es lo mismo, una cosa es lo que digo y otra lo que hago.
A lo largo de mi vida he desarrollado diferentes trabajos en diferentes puestos, unos mas privilegiados, y otros menos.
Recuerdo que mi primer trabajo remunerado fue hace muchos muchos años. Se trataba de hacer una encuesta, a pie de carretera, realmente era a la altura del «Casino Torrequebrada», mas o menos. El trabajo duraba dos días y estaba bien pagado. Acompañado de dos parejas de la Guardia Civil, hicimos la encuesta un día en un sentido y otro día en el contrario. El trabajo consistía en que la Benemérita, nos desviaba a un carril 10 coches, y diez personas preguntábamos una serie de items con el fin de elaborar un estudio que apoyara el proyecto de la creación de una Autovía alternativa en la ruta de la Costa del Sol a su paso por Málaga Capital, es decir, el tramo de Fuengirola hasta el Rincón de la Victoria y las rondas de Málaga Capital. Pues bien, el trabajo era divertido, los conductores paraban pensando que iban a ser multados, dada la presencia de la autoridad, y respiraban aliviados al ver de qué se trataba, y por tanto respondían amablemente a las preguntas que se les hacían, continuando viaje. Aunque teníamos que ser rápidos y el tráfico era incesante, y no podíamos ni sentarnos, no recuerdo que el trabajo se me hiciera pesado, pues aunque estábamos al sol, al ser invierno, se estaba genial.
Los trabajos que llegaron después, fueron mas cómodos, siempre en despacho con aire acondicionado o calefacción y un ordenador, por lo que aunque no existía fatiga física directa, si que la fatiga mental, llevaba consigo una fatiga física inexplicable en aquellos entonces, y fácilmente explicable ahora, que tan de moda está la psicología… Aquella fue una buena época, programando aplicaciones específicas… Pero el mercado cambió, llegaron los clónicos y las aplicaciones estandard y me vi abocado al paro.
Entonces un amigo me comentó que un conocido suyo, que tenía una Empresa de Mensajería, que necesitaban a alguien con una moto grande, para entregas urgentes y que pagaban muy bien. Efectivamente, recuerdo que me «engancharon» con un viaje a Almería por el que me dieron 20.000 pesetas. Continué en la Empresa durante 19 días mas, eso si, sin contrato y sin asegurar, pero es lo que había. Pues bien, durante los 19 días restantes me dediqué a entregas estandard y yo preguntaba si no salía nada como lo del primer día y me decían que no… Hasta que un día un compañero me dice que iba a Cádiz, con una moto de 250cc… Al llegar a la central, lo comenté y me contestaron que los larga distancia había que repartirlos entre todos, por lo que les dije que mi 600 no era una moto para ciudad, y menos para entregas cortas, con arrancadas y paradas continuas y que como no estaba asegurado ni contratado y ademas me «engañaron», me largué y puse en conocimiento de la autoridad pertinente que había estado trabajando sin contrato ni Seguridad Social.
A mi no se me caían los anillos por trabajar de mensajero, es más, aprendí mucho, sobre todo de quienes me abrían la puerta. Aprendí que un simple conserje puede creerse el rey del mambo, que una auxiliar se cree la reina cuando tiene que abrir la puerta de la empresa y te mira por encima del hombro, y que hay jefes que abren la puerta y sonríen abiertamente cuando reciben un paquete, y hasta te invitan a café.
Después de esa experiencia trabajé 15 años en una empresa, el trabajo no estaba mal, pero, tenía su aquel, jamas me subieron el sueldo por petición, sino por convenio, y a pesar de las promesas en el inicio, jamás fui promocionado, pero no se ganaba mal y bueno, en otros sitios pagaban peor teniendo mas responsabilidad.
Pero la Crisis llegó hace 23 meses y al paro me mandaron. Hasta que encontré un trabajo temporal, para esta Feria de Málaga 2010. No pagan bien (cobro menos que en el paro, pero como se me está agotando, no queda otra), no tienes descansos, ni siquiera para salir a fumar o tomar algo, y estás todo el tiempo de pie. El trabajo es de refuerzo en un parking público y no se me han caído los anillos.
Es un trabajo sencillo, no necesitas saber nada, se trata de controlar las entradas y salidas y cuadrar las plazas para saber si hay o no disponibles. A priori, parece cómodo, pero no lo es, no lo es porque si estás fuera, controlando la entrada, te da el sol de lo lindo y tienes que aguantar las lindezas que algunos conductores te dedican sin que tengas la culpa, enfados porque no se les permite entrar o porque se les deriva a otra entrada, pero este es el mejor sitio, porque si te toca dentro, la temperatura es de 45 grados con una humedad relativa del 90%. Con lo cual, la deshidratación que sufres es enorme, y si además tienes que controlar la salida, el calor de los motores y el humo que sueltan al arrancar es insufrible. Pero es lo que hay, 14 días continuados sin descanso y dos días con turno doble, por los eventos taurinos. Es trabajo, lo se, pero cuando empiezas el trabajo al día siguiente, aún de duelen los pies del día anterior, y cada día es un día acumulado… con lo cual, conforme avanzan los días, se hace mas cuesta arriba…
Sinceramente, si antes de aceptar el empleo, hubiera sabido cómo es, lo habría rechazado, y no porque se me caigan los anillos, sino porque es inhumano.
La gracia que me hace es que el hijo de quien me contrató, es compañero en el mismo trabajo, no se si por castigo o por su propio deseo, pero desde luego, ha empezado en la empresa desde abajo, y según me dicen los que llevan mas tiempo, es el peor de los servicios que tiene la empresa, por sus condiciones climáticas… Eso si, el chaval, se «escaquea» de lo lindo, siempre anda sentándose donde puede y como puede, llega tarde y se va el primero… Pero bueno, como es el hijo del jefe, que se pelee con él el coordinador.
Así que, si usas un parking público, no mires por encima del hombro a quien está allí trabajando, no es culpa suya si tienes que esperar, no es culpa suya si hay colas, no es culpa suya si la máquina falla, y no es culpa suya tener que trabajar, mientras tu, vas a ir a aparcar porque quieres ver los toros. Piensa que en esta vida «arrieritos somos y en el camino nos encontraremos» y que puede que quien esté ahí, trabajando, esté mejor cualificado de lo que parece y «a la vuelta de la esquina» tener que recurrir de él porque está en otro trabajo, y puede haberse quedado con tu cara… Así que sonríele, dale las gracias por ayudarte, y piensa que si un día la vida te da un revés, el próximo en estar ahí podrías ser tu.
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