Estamos viendo cómo desde las diferentes ideologías de izquierdas nos hablan entre otras cosas de feminismo y personas en definitiva tóxicas. Nos polarizan y nos dividen para opinar desde el relato sin tener delante los datos o maquillando los mismos. Pero la primera toxicidad viene precisamente de los políticos, que, desde siempre han prometido hacer en campaña y cuando han llegado no han hecho nada. Con este panorama se presentó en el pasado una fuerza que ahora compartiendo gobierno se ve que prefiere cobrar antes que romper por no cumplirse los pactos. ¿Ocurrirá lo mismo con cualquier otra fuerza política que llegue? La política es tóxica y las ideologías, sobre todo las extremas, acaban siéndolo también.
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