¿Quién fue la primera asesina en serie de la historia? O al menos a quién podemos considerar primera. El término “asesino en serie” fue acuñado en 1970 por el agente Robert Ressler. El término se popularizó gracias a la cobertura mediática de los crímenes de Ted Bundy y David Berkowitz. Un asesino en serie es un delincuente que mata a varias personas en un largo período de tiempo. Entre cada asesinato hay periodos de «enfriamiento».
Los crímenes de cada víctima son individualizados, es decir, ocurren en momentos y lugares diferentes. Pero en el caso que nos ocupa, si bien hay una protagonista, Giulia Tofana, en realidad fue toda una red de distribución de una pócima casi indetectable. Pero se considera que Giulia es la primera asesina en serie de la historia.
Contenidos:
LA PRIMERA ASESINA EN SERIE DE LA HISTORIA | 06×35
Giulia Tofana: la alquimista letal del siglo XVII considerada la primera asesina en serie de la historia,
Giulia Tofana, considerada la primera asesina en serie de la historia, nacida como Giulia Mangiardi en Corleone, Sicilia, a finales del siglo XVI, es una figura envuelta en misterio y controversia. Se le atribuye la creación del veneno conocido como “Acqua Tofana”, una sustancia letal que supuestamente ayudó a numerosas mujeres a liberarse de matrimonios opresivos en la Italia del siglo XVII.
Orígenes y contexto histórico
La vida de Giulia Tofana transcurrió en una época en la que las mujeres tenían pocas opciones para escapar de matrimonios abusivos. Según algunas fuentes, Giulia habría heredado conocimientos de toxicología de su madre, Teofanía d’Adamo, quien fue ejecutada por envenenar a su esposo . Este legado oscuro se convirtió en una herramienta que muchas mujeres desesperadas utilizaron para buscar su libertad.
El Acqua Tofana: un veneno indetectable
El Acqua Tofana era una mezcla incolora, insípida e inodora, compuesta por arsénico, plomo y posiblemente belladona . Su diseño permitía que las víctimas murieran lentamente, simulando enfermedades comunes de la época, lo que dificultaba la detección del envenenamiento. Se vendía en frascos que imitaban cosméticos, lo que facilitaba su ocultación y uso .
Impacto y legado
Se estima que entre 1630 y 1655, el Acqua Tofana fue responsable de la muerte de más de 600 hombres en Roma . Giulia Tofana. la primera asesina en serie de la historia, fue arrestada y, tras ser torturada, confesó su participación en estos envenenamientos. Fue ejecutada en 1659 junto con varias de sus colaboradoras .
Reflexión final
La historia de Giulia Tofana, considerada la primera asesina en serie de la historia, plantea preguntas complejas sobre la moralidad, la justicia y la opresión. Para algunos, es vista como una criminal despiadada; para otros, como una figura que proporcionó a las mujeres una forma de resistencia en una sociedad patriarcal. Su legado perdura como un ejemplo de cómo, en circunstancias extremas, las personas pueden recurrir a medidas desesperadas en busca de libertad y autonomía.
Temas extraídos del programa de esta semana:
Biografía de Mónica Seles
Quien no conozca a la tenista Mónica Seles le insto a que busque videos por internet o incluso se lea su autobiografía. Es un ejemplo de tenista que en su momento cambió las normas del tenis, en su forma de prepararse, en su manera de jugar e incluso en cómo golpeaba la bola con su raqueta. Consiguió numerosos logros, hasta que el 30 de abril de 1993, en el Torneo de Hamburgo, en el descanso de su partido contra Magdalena Maaleva, fue apuñalada por Günter Parche, un fanático de Steffi Graf, del que os hablé en el episodio sobre Curiosidades de Asimov. A partir de entonces todo cambió, por desgracia.
Mónica Seles: La prodigiosa tenista que desafió la adversidad
Mónica Seles, nacida el 2 de diciembre de 1973 en Novi Sad, entonces Yugoslavia (actual Serbia), emergió como una de las figuras más destacadas en la historia del tenis femenino. De ascendencia húngara, comenzó a jugar al tenis a los cinco años bajo la tutela de su padre, Karolj Seles, quien la introdujo en el deporte con métodos poco convencionales, incluyendo el uso de ambas manos para golpear tanto de derecha como de revés .
Ascenso meteórico en el tenis mundial
A los 16 años, Seles conquistó su primer título de Grand Slam en Roland Garros en 1990, convirtiéndose en la campeona más joven del torneo . Su estilo de juego agresivo y potente la llevó a dominar el circuito femenino, obteniendo ocho títulos de Grand Slam antes de cumplir los 20 años. Entre 1991 y 1992, ganó múltiples torneos importantes, incluyendo el Abierto de Australia, el Abierto de Estados Unidos y el WTA Tour Championships, alcanzando el puesto número uno del ranking mundial .
El trágico incidente de Hamburgo
El 30 de abril de 1993, durante un partido en Hamburgo, Alemania, Seles fue apuñalada en la espalda por Günter Parche, un fanático obsesionado con Steffi Graf. El ataque, ocurrido mientras Seles descansaba entre juegos, la alejó de las canchas durante 28 meses . Aunque físicamente se recuperó, el trauma psicológico y la falta de una condena severa para su agresor afectaron profundamente su carrera y su percepción de seguridad en el deporte.
Regreso y legado
Seles regresó al tenis profesional en 1995, ganando el Abierto Canadiense en su primer torneo de vuelta. En 1996, conquistó su cuarto Abierto de Australia, su último título de Grand Slam . A pesar de no recuperar su dominio previo, continuó compitiendo a alto nivel, obteniendo un total de 53 títulos en su carrera . Representó a Estados Unidos en la Fed Cup y ganó una medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Sídney 2000.
Vida personal y contribuciones posteriores
Tras su retiro oficial en 2008, Seles ha sido abierta sobre sus luchas personales, incluyendo un trastorno por atracón que desarrolló debido a la presión en su carrera . Ha trabajado como autora y oradora, compartiendo su experiencia para ayudar a otros a enfrentar desafíos similares.
Mónica Seles es recordada no solo por su talento excepcional en la cancha, sino también por su resiliencia y contribuciones al bienestar mental en el deporte. Su historia continúa inspirando a atletas y aficionados en todo el mundo.
La Ruleta
La ruleta es el juego “de azar” rey de los casinos. Pero… ¿Realmente es un juego de azar? No, todos los juegos de casino están pensados y diseñados para que “la banca”, al final, sea la que gane. Y en un juego donde intervienen piezas mecánicas que componen la ruleta y una bolita, imperceptibles desgastes pueden hacer que seas capaz de vencer y hacer que la banca no sea la que gane.
La Ruleta: ¿Azar o Manipulación Encubierta?
Pocas imágenes evocan tanto misterio y tensión como la ruleta girando lentamente en un casino. Un símbolo aparentemente inofensivo del azar, pero que, si se mira más de cerca, podría esconder algo más: ¿es posible que la ruleta no sea solo un juego de suerte, sino un mecanismo deliberadamente diseñado para engañar al jugador? ¿Y si los métodos para “vencerla” han sido sistemáticamente silenciados o tergiversados para mantener intacta la ilusión del azar?
Un juego donde el casino nunca pierde… ¿por casualidad?
Se nos ha dicho que la ruleta es un juego justo, con reglas claras y probabilidades matemáticamente demostradas. Pero ese mismo argumento ha servido como cortina de humo para justificar que, a largo plazo, el casino siempre gane. La excusa oficial es la presencia del cero (o doble cero en la versión americana), que da una mínima ventaja a la casa. Pero ¿por qué se acepta como “natural” que el jugador esté siempre en desventaja? ¿No es eso, en esencia, una manipulación matemática encubierta?
Lo más inquietante es que los casinos no necesitan hacer trampas obvias. El sistema ya está diseñado para favorecerlos, pero además existen rumores persistentes de mecanismos ocultos: imanes, bolas trucadas, ruletas digitalmente asistidas disfrazadas de mecánicas… ¿Y si el azar no fuera más que una fachada cuidadosamente coreografiada?
Los sistemas de apuestas: cebos disfrazados de esperanza
La Martingala, la Fibonacci, la D’Alembert… todos sistemas que prometen recuperar pérdidas con simples progresiones matemáticas. ¿Pero qué ocurre realmente? Estos métodos generan una falsa sensación de control, y llevan al jugador a aumentar sus apuestas hasta chocar contra los límites del casino o quedarse sin fondos. ¿Casualidad? ¿O estrategia deliberada para cebar a quienes creen que pueden vencer al sistema?
Algunos investigadores sostienen que estos sistemas no surgieron de la comunidad de jugadores, sino que fueron promovidos sutilmente por los propios casinos, como una especie de “placebo” estadístico. Un truco mental que transforma el juego en una espiral predecible de pérdidas.
Los que lograron vencerla… y fueron silenciados
Casos como el de Gonzalo García-Pelayo, que descubrió patrones en ciertas ruletas defectuosas en los años 90, demuestran que la ruleta no es perfecta. Su método se basaba en el análisis estadístico de miles de tiradas y le permitió ganar millones… hasta que fue vetado en múltiples casinos. ¿No debería un juego de azar permitir siempre la participación si es “justo”? ¿Por qué entonces expulsar a quienes descubren irregularidades?
Más allá, se rumorea sobre equipos clandestinos que utilizaban dispositivos ocultos para medir la velocidad de la bola y predecir su caída. Algunos fueron detenidos. Otros desaparecieron del mapa mediático. Las pocas noticias que llegaron a la prensa fueron rápidamente enterradas bajo una narrativa de “trampas tecnológicas”. Pero la pregunta sigue en el aire: ¿descubrieron un fallo real en la matriz del juego?
¿La ruleta como experimento psicológico encubierto?
Algunos van aún más lejos y sugieren que la ruleta es parte de un experimento social a gran escala. Un entorno cerrado, lleno de estímulos sensoriales, donde el jugador es inducido a creer que tiene el control. Un laboratorio del comportamiento humano disfrazado de entretenimiento. El objetivo: estudiar la toma de decisiones bajo presión, la ilusión del control, la resistencia a las pérdidas. Todo bajo la atenta mirada de cámaras y algoritmos que lo registran todo.
Conclusión
¿Es la ruleta un simple juego de azar, o un sistema deliberadamente manipulado que juega con nuestras percepciones más profundas? En un mundo donde todo parece diseñado para distraernos de la verdad, tal vez la ruleta sea algo más que un entretenimiento: un símbolo de cómo el sistema siempre gana, y de cómo incluso nuestras apuestas más inocentes están bajo vigilancia.
Todos somos Truman
Hace 27 años se estrenó “El Show de Truman”; esa película que nos sorprendió y que hoy en día es casi una realidad. Tanto es así que hay personas con una enfermedad llamada “The Truman show delusion”. Quienes la sufren creen estar viviendo continuamente en un programa de telerrealidad, observados constantemente por una mano invisible que les vigila las 24 horas del día.
El Show de Truman: Ficción, Realidad y la Enfermedad de Vivir en un Engaño
En 1998 se estrenó una película que pasó de ser una curiosa sátira del entretenimiento a convertirse en una referencia filosófica y conspirativa de primer orden: The Truman Show. En ella, Truman Burbank vive una vida aparentemente normal hasta que descubre que todo su mundo es un gigantesco plató de televisión, habitado por actores, con cámaras ocultas y una audiencia global que ha seguido cada segundo de su existencia sin su consentimiento.
La idea era perturbadora… y visionaria. Tan visionaria que, años después, algunos comenzaron a vivirla como una realidad.
¿Qué es el “Truman Show Delusion”?
Pocos años tras el estreno del filme, psiquiatras y psicólogos comenzaron a reportar casos clínicos de pacientes que aseguraban vivir dentro de un programa de televisión. No es una metáfora: creían, literalmente, que sus vidas eran un montaje, que sus familiares eran actores, que las noticias se fabricaban para ellos, que los medios les espiaban… a tiempo completo. A esta condición se le dio un nombre inquietante: The Truman Show Delusion.
Este delirio no es un mero trastorno psicótico tradicional; se diferencia por su especificidad: la persona no solo se siente observada, sino grabada, controlada, atrapada en una ficción diseñada con propósitos oscuros. Algunos incluso aseguran que hay un director detrás de todo, que la arquitectura social ha sido creada para observar sus reacciones, sus decisiones, su comportamiento.
¿Delirio o lucidez en un mundo artificial?
Aquí es donde las aguas se enturbian. ¿Es realmente una enfermedad… o una intuición aguda en un mundo hipercontrolado y tecnológicamente intervenido? ¿Es delirio pensar que vivimos en una realidad editada cuando nuestros dispositivos escuchan, filtran, predicen y moldean nuestras decisiones? ¿No es cada red social una versión digital del “set” de Truman, donde nos mostramos creyendo que tenemos libertad mientras somos manipulados por algoritmos que nos perfilan, vigilan y monetizan?
Incluso la narrativa oficial se resiente: quienes manifiestan estas creencias son rápidamente diagnosticados, medicados y silenciados. Pero ¿y si algunos de ellos no estuvieran tan equivocados?
La línea entre lo real y lo ficticio nunca ha sido tan difusa como ahora. La arquitectura mediática que nos rodea —noticias sincronizadas, discursos repetidos palabra por palabra en diferentes medios, supuestas coincidencias planetarias— parecería diseñada por un guionista que busca mantenernos en una rutina perfectamente orquestada. ¿No sería lógico que algunas mentes más sensibles perciban la grieta?
El espejo de Truman: un llamado a despertar
Truman solo despierta cuando nota la anomalía. Una luz del cielo cae. Un presentador de radio se equivoca. El mismo coche pasa una y otra vez. Su vida comienza a hacer eco, a repetirse como un bucle artificial. Y entonces decide romper el guion.
Muchos vivimos exactamente eso: señales, repeticiones, noticias que parecen escenificadas, casualidades demasiado perfectas. Pero no todos se atreven a cruzar la puerta de salida. Truman lo hizo. ¿Y nosotros?
Conclusión
The Truman Show no es solo una película. Es una alegoría del sistema, una metáfora del control y, quizás, un espejo de nuestra realidad cotidiana. La Truman Show Delusion puede que no sea una enfermedad, sino una forma extrema —y solitaria— de despertar. Porque en un mundo de vigilancia total, el verdadero delirio puede ser seguir creyendo que somos libres.
El único amigo del demonio – Capítulo 7
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