Hubo un tiempo donde el tiempo parecía pararse. Un momento en el que habían otros tiempos. Hubo un tiempo dónde siempre había tiempo. Y es que el tiempo es lo único que no podemos comprar, con nada. Por eso hoy hablaremos de esa otra realidad y el misterio de los tiempos del tiempo. Hubo un tiempo.
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HUBO UN TIEMPO | LuisBermejo.com 06×07
Hubo un tiempo… Los tiempos del tiempo: Una reflexión sobre la naturaleza de lo efímero y lo eterno
El tiempo ha sido, desde tiempos inmemoriales, uno de los conceptos más esquivos y fascinantes para la humanidad. Desde los antiguos filósofos hasta los científicos modernos, todos han intentado comprenderlo, medirlo y, en algunos casos, controlarlo. Pero ¿qué es realmente el tiempo? ¿Es un ente absoluto que transcurre de manera lineal o una percepción humana condicionada por nuestra existencia finita? Estas preguntas nos llevan a reflexionar sobre los tiempos del tiempo y la manera en que cada época, cultura y circunstancia influye en cómo lo entendemos.
Hubo un tiempo… El tiempo como medida
El tiempo, en su concepción más básica, es una medida. Las civilizaciones más antiguas ya comprendían la necesidad de dividir el día en partes reconocibles para organizar la vida social y económica. Los egipcios fueron de los primeros en crear un calendario basado en los ciclos lunares y solares. Luego, los babilonios añadieron la división de la hora en 60 minutos, un sistema que aún usamos hoy.
Este aspecto del tiempo, el tiempo cronométrico o tiempo medido, ha sido esencial para la vida humana. Las sociedades modernas funcionan de manera orquestada bajo un estricto control del tiempo. Desde las jornadas laborales hasta los horarios de los transportes y las actividades cotidianas, todo parece subordinado al reloj. En este sentido, el tiempo ha pasado de ser una herramienta a un amo invisible que determina nuestros ritmos de vida.
Pero el tiempo medido es solo una faceta del tiempo. Detrás de la maquinaria precisa de relojes y calendarios existe una realidad mucho más profunda y subjetiva.
Hubo un tiempo… El tiempo vivido
Mientras que el tiempo cronométrico se mueve a un ritmo constante, el tiempo vivido es profundamente personal y subjetivo. ¿Quién no ha experimentado cómo los momentos de placer parecen fugaces mientras los de dolor parecen eternos? Aquí entra en juego el concepto de tiempo psicológico, una dimensión en la que el tiempo se dilata o se contrae según nuestras emociones y estados mentales.
Esta subjetividad del tiempo nos lleva a entender que no todos los momentos de la vida tienen el mismo peso. Un instante puede transformar la vida para siempre, mientras que años enteros pueden pasar sin dejar apenas rastro en nuestra memoria. Como decía el poeta español Antonio Machado: “Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar”. Esta frase condensa la paradoja del tiempo: vivimos en él, pero también lo trascendemos en la memoria y en la experiencia.
Hubo un tiempo… El tiempo cíclico y el tiempo lineal
A lo largo de la historia, diferentes culturas han interpretado el tiempo de formas distintas. Para los antiguos griegos y los hindúes, el tiempo era cíclico. El universo y la vida misma eran vistos como una sucesión de ciclos interminables de nacimiento, muerte y renacimiento. Este concepto del tiempo cíclico encarna una visión en la que todo, en algún momento, volverá a su estado original, como el eterno retorno de lo idéntico propuesto por Nietzsche. Nada realmente comienza ni termina, sino que todo forma parte de un ciclo continuo.
En contraposición, las culturas judeocristianas y occidentales adoptaron una visión más lineal del tiempo, en la que la historia avanza hacia un final determinado, ya sea una utopía o una catástrofe. En esta interpretación, el tiempo tiene una dirección y una finalidad, lo que ha influido profundamente en el desarrollo de la ciencia y el progreso tecnológico.
Sin embargo, en la actualidad, con el auge de la física cuántica y la teoría de la relatividad de Einstein, hemos comenzado a cuestionar esta noción estrictamente lineal del tiempo. Según la relatividad, el tiempo no es absoluto, sino relativo al observador y puede alterarse en función de la velocidad y la gravedad. De hecho, el tiempo espacio se ha convertido en un tejido maleable donde las leyes del universo actúan de maneras que desafían nuestra comprensión cotidiana.
Hubo un tiempo… El tiempo y la tecnología
En el siglo XXI, la tecnología ha transformado radicalmente nuestra relación con el tiempo. Vivimos en la era de la inmediatez, donde la comunicación es instantánea y la información está al alcance de un clic. La aceleración de la vida moderna, impulsada por internet y la globalización, ha generado una sensación de que el tiempo corre más rápido que nunca. La famosa expresión “el tiempo es dinero” nunca ha sido más cierta.
Curiosamente, en esta carrera contra el tiempo, muchos han comenzado a redescubrir la necesidad de “parar el tiempo” a través de prácticas como el mindfulness, la meditación y el retorno a un estilo de vida más pausado y conectado con la naturaleza. Estas prácticas buscan devolvernos una sensación de plenitud temporal, una forma de vivir el presente sin la ansiedad constante del futuro.
Hubo un tiempo… El tiempo y la eternidad
Más allá de las divisiones científicas y filosóficas, el tiempo siempre ha tenido una relación estrecha con la noción de eternidad. Las religiones, desde el cristianismo hasta el budismo, han buscado comprender el lugar del ser humano en relación con el tiempo infinito. La muerte, como fin del tiempo vivido, nos confronta con la pregunta sobre la posibilidad de una existencia más allá del tiempo. ¿Es la eternidad un estado ajeno al tiempo o simplemente una extensión infinita del mismo?
El escritor argentino Jorge Luis Borges exploró estos dilemas en cuentos como El inmortal, donde un hombre que conquista la eternidad descubre que, lejos de ser una bendición, es una maldición. La eternidad puede despojar a la vida de su significado, ya que, sin la presión del tiempo, cada acción pierde su urgencia y relevancia. En contraste, el tiempo limitado de nuestra existencia es lo que da valor a cada momento, lo que otorga sentido a nuestras decisiones y experiencias.
Hubo un tiempo… Conclusión: el misterio del tiempo
El tiempo sigue siendo uno de los mayores misterios de la existencia humana. Lo medimos, lo sentimos, lo vivimos y lo tememos, pero nunca logramos dominarlo del todo. Cada uno de nosotros tiene su propia relación con el tiempo, marcada por nuestras experiencias, creencias y circunstancias. Algunos ven en el tiempo una fuente de angustia, mientras que otros lo ven como una oportunidad de crecimiento y transformación.
Hubo un tiempo. Al final, los tiempos del tiempo nos invitan a reflexionar sobre lo efímero y lo eterno, lo medido y lo vivido, lo cíclico y lo lineal. El tiempo es, quizá, la gran paradoja de la vida: lo que pasa y lo que permanece, lo que nos limita y lo que nos impulsa a buscar la trascendencia. Vivir conscientes de esta paradoja es, tal vez, la única forma de encontrar algo de paz en el incesante paso de los días.
Otros temas en el programa de esta semana:
La minifalda
La minifalda es un prenda que salió a la luz en la década de los 60 y rápidamente se extendió debido al uso que muchas mujeres hicieron de ella. No podía faltar el feminismo y la reivindicación por vestir como ellas quisieran. Tampoco faltaron quienes las demonizaron como prenda indecorosa. Vamos a ver su historia y sus acepciones y sus misterios.
La minifalda es una prenda emblemática de la moda que ha generado controversia y admiración desde su aparición en la década de 1960. Su historia está intrínsecamente ligada a la evolución social y cultural de esa época, marcada por el movimiento de liberación femenina, los cambios en las normas de vestimenta y una actitud más relajada hacia la moda juvenil.
Orígenes de la minifalda
Aunque hay algunos indicios de faldas cortas a lo largo de la historia, la versión moderna de la minifalda tiene su origen principalmente en Londres en la década de 1960. Se le atribuye en gran medida a Mary Quant, una diseñadora de moda británica, aunque también hay quienes señalan al diseñador francés André Courrèges como otro de los pioneros. Ambos contribuyeron significativamente a su popularización.
1. Mary Quant: Considerada la principal impulsora de la minifalda, abrió su tienda “Bazaar” en la calle King’s Road de Londres a finales de los años 50, donde comenzó a vender prendas revolucionarias para la época. Según Quant, fue la propia juventud la que demandaba prendas más cortas y liberadoras. Ella quiso romper con los moldes tradicionales, diseñando una falda que permitiera una mayor libertad de movimiento y que encarnara el espíritu joven, rebelde y moderno de los 60. Quant nombró la prenda “minifalda” en honor a su coche favorito, el Mini Cooper.
2. André Courrèges: En paralelo, el diseñador francés también fue clave en la difusión de faldas cortas como parte de su visión futurista de la moda. Courrèges presentó su versión de la minifalda en su colección de 1964, utilizando materiales y cortes geométricos que aportaban un toque de alta costura. Aunque algunas de sus faldas eran un poco más largas que las de Quant, su influencia en el auge de las faldas cortas es innegable.
La revolución social de los 60
La minifalda no solo fue una prenda de moda; también se convirtió en un símbolo de la revolución cultural y de la lucha por la libertad femenina. A medida que las mujeres ganaban más independencia social y económica, la moda también reflejaba estos cambios. La minifalda fue una manera de rebelarse contra las normas conservadoras de vestimenta que limitaban la libertad de expresión femenina. En muchas sociedades, era vista como un símbolo de emancipación y de empoderamiento.
• En 1965, la modelo Twiggy, con su figura delgada y juvenil, se convirtió en un ícono de la minifalda, reforzando su conexión con la moda juvenil de los 60. La prenda rápidamente se expandió desde Londres hacia todo el mundo, especialmente en Estados Unidos y Europa occidental.
Reacción y controversia
A pesar de su popularidad, la minifalda también generó reacciones negativas. Muchas personas y sectores conservadores la consideraban provocativa e indecente. Algunos países incluso intentaron prohibirla en ciertos espacios públicos. Sin embargo, estos intentos no hicieron más que aumentar la visibilidad de la prenda y su atractivo como símbolo de rebeldía.
La evolución en las décadas siguientes
Después del auge de la minifalda en los 60, la prenda siguió evolucionando en los años 70, aunque durante esta década las faldas largas y los pantalones de campana también ganaron popularidad. En los 80 y 90, la minifalda experimentó diversas transformaciones, adoptando distintos estilos, materiales y cortes, y volvió a estar en el centro de la moda en varias ocasiones.
El impacto duradero de la minifalda
Hoy en día, la minifalda es una prenda completamente integrada en la moda. Sigue siendo un símbolo de juventud, audacia y, en muchos casos, de empoderamiento femenino. Su historia refleja no solo los cambios en las tendencias de la moda, sino también los profundos cambios sociales que ocurrieron en el siglo XX.
En resumen, la historia de la minifalda es un reflejo de una época en la que el mundo cambió radicalmente en términos sociales, culturales y de género. Desde sus inicios en Londres hasta su consagración mundial, esta prenda sigue siendo un testimonio de la capacidad de la moda para influir en la sociedad.
El primer viaje de Colón
Mucho se habla de aquellos viajes de descubrimiento de América pero poco de los detalles que acontecieron y rodearon aquel primer viaje a lo incierto. ¿Sabías que en ese primer viaje había un doble diario de bitácoras? Si, uno público y otro privado. Hoy vamos a analizar lo que fue aquel viaje, sus detalles, y como el nuevo mundo fue descubierto.
El primer viaje de Cristóbal Colón, realizado en 1492, es uno de los eventos más trascendentales de la historia, pues marcó el comienzo de la era de exploración europea y el contacto continuo entre el Viejo y el Nuevo Mundo.
Contexto:
El viaje fue posible gracias al patrocinio de los Reyes Católicos de España, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, quienes acordaron financiar la expedición de Colón con el objetivo de encontrar una nueva ruta hacia las Indias (Asia) navegando hacia el oeste. Colón creía que la Tierra era más pequeña de lo que realmente es y que podría llegar a Asia cruzando el Atlántico. Sin embargo, lo que no sabía era que en su camino se interponía el continente americano.
Preparativos:
La expedición zarpó del puerto de Palos de la Frontera el 3 de agosto de 1492. Estaba compuesta por tres naves:
1. La Santa María: La nave capitana de Colón.
2. La Pinta: Mandada por Martín Alonso Pinzón.
3. La Niña: Bajo el mando de Vicente Yáñez Pinzón.
El viaje:
El 6 de septiembre, tras una breve escala en las Islas Canarias para reparaciones y provisiones, las tres naves reanudaron su viaje hacia el oeste. Durante semanas, los tripulantes enfrentaron tensiones, miedo a lo desconocido y la incertidumbre sobre si hallarían tierra. El temor crecía al no encontrar señales de tierra firme. Colón mantuvo un doble diario de navegación, uno con la distancia real recorrida y otro con cifras más reducidas para tranquilizar a su tripulación.
El descubrimiento:
El 12 de octubre de 1492, después de 36 días de navegación desde las Islas Canarias, la expedición avistó tierra. El marinero Rodrigo de Triana, a bordo de La Pinta, fue quien primero divisó lo que hoy conocemos como la isla de Guanahaní en el archipiélago de las Bahamas. Colón la bautizó como San Salvador. Posteriormente, exploraron otras islas del Caribe, incluyendo Cuba (que creyó que era la costa de Asia) y La Española (hoy dividida entre Haití y República Dominicana).
Retorno a España:
Tras algunos conflictos con los indígenas locales y el naufragio de la Santa María, Colón decidió dejar un pequeño asentamiento en La Española, llamado Fuerte Navidad, y regresó a España con las dos naves restantes, La Niña y La Pinta. El viaje de regreso fue accidentado, con tormentas severas, pero Colón finalmente llegó a Palos de la Frontera el 15 de marzo de 1493, siendo recibido con gran entusiasmo.
Consecuencias:
El éxito del primer viaje de Colón cambió el curso de la historia. Aunque él no era consciente de haber llegado a un nuevo continente, sus viajes subsecuentes y los de otros exploradores europeos sentaron las bases para la colonización europea de América, que transformaría profundamente las sociedades, culturas y economías de ambos lados del Atlántico.
Este primer viaje fue el inicio de una serie de expediciones que abrirían el camino a la conquista y colonización de gran parte de América, con un impacto significativo en la historia mundial.
La mayor extinción
La historia del Planeta Tierra ha pasado por momentos en el que la vida casi ha dejado de existir. Uno de ellos es el denominado “La mayor extinción” acaecida en el periodo Pérmico. Es el periodo conocido como Gran Mortandad. Que se conozca, han existido 5 momentos la historia en el que sucedieron estas grandes extinciones. Hoy nos centraremos en esta extinción acaecida en el periodo Pérmico.
La extinción del Pérmico-Triásico, también conocida como la Gran Mortandad, es la mayor extinción masiva en la historia de la Tierra. Ocurrió hace aproximadamente 252 millones de años, al final del período Pérmico, y eliminó a alrededor del 90-95% de todas las especies marinas y cerca del 70% de las especies terrestres. Este evento devastador marcó el fin del Pérmico y el inicio del Triásico, dando paso a una nueva era en la evolución de la vida en la Tierra.
Contexto del período Pérmico:
El Pérmico fue el último período de la era Paleozoica, una época en la que la Tierra experimentaba grandes cambios geológicos y climáticos. Durante este período, existía un supercontinente llamado Pangea, que reunía la mayoría de las masas de tierra del planeta. Este supercontinente generó climas extremos, con vastas áreas continentales que eran secas y áridas, y vastos océanos que mantenían complejas redes de ecosistemas marinos.
Los ecosistemas de la época incluían diversas formas de vida, tanto en tierra como en el océano. Los océanos albergaban trilobites, ammonites, braquiópodos y grandes arrecifes de esponjas. En tierra, los reptiles y anfibios dominaban, junto con bosques de helechos gigantes y coníferas primitivas.
Causas propuestas de la extinción:
A pesar de la magnitud del evento, las causas exactas de la extinción del Pérmico-Triásico aún no están completamente claras, pero se han propuesto varias hipótesis principales, algunas de las cuales probablemente trabajaron en conjunto para desencadenar la catástrofe.
1. Erupciones volcánicas masivas (Traps siberianos): Una de las teorías más aceptadas es que enormes erupciones volcánicas en la región de Siberia, conocidas como los Traps siberianos, liberaron vastas cantidades de gases tóxicos y dióxido de carbono a la atmósfera. Estas erupciones habrían durado miles de años, liberando dióxido de azufre y causando lluvias ácidas y un aumento en el efecto invernadero.
2. Cambio climático y calentamiento global: Las erupciones volcánicas masivas habrían causado un aumento drástico en la temperatura global. Este calentamiento global pudo haber desestabilizado los ecosistemas, particularmente los marinos, donde las temperaturas más altas llevaron a una reducción en la cantidad de oxígeno en los océanos (hipoxia). Además, el aumento de temperaturas podría haber liberado depósitos de metano atrapados en los fondos marinos, lo que habría agravado el calentamiento global de manera catastrófica.
3. Anoxia oceánica: La falta de oxígeno en los océanos fue otro factor clave. El calentamiento global y la estancación de las corrientes oceánicas pudieron haber provocado un estado de anoxia (falta de oxígeno) en vastas áreas de los océanos. Sin suficiente oxígeno, la vida marina habría sido incapaz de sobrevivir, provocando la extinción masiva de especies.
4. Cambios en la química de los océanos: Los cambios en los niveles de dióxido de carbono y azufre también habrían alterado drásticamente la química de los océanos, haciendo que el agua se volviera más ácida. Esta acidificación pudo haber afectado a los organismos que dependían del carbonato de calcio para formar sus conchas y esqueletos, como los corales y los moluscos.
5. Impacto de un asteroide: Aunque no es la teoría predominante, algunos científicos han sugerido que el impacto de un asteroide o un cometa podría haber contribuido al evento de extinción. Al igual que en la extinción que acabó con los dinosaurios unos 66 millones de años después. Sin embargo, hasta la fecha no se ha encontrado un cráter de impacto claro asociado con este evento.
Consecuencias de la extinción:
La extinción del Pérmico-Triásico fue un punto de inflexión dramático en la historia de la vida. La Tierra tardó millones de años en recuperarse de este evento, y los ecosistemas tanto terrestres como marinos cambiaron drásticamente. Después de la extinción, los arcosaurios, predecesores de los dinosaurios, comenzaron a dominar la tierra durante el período Triásico. Mientras que muchos de los grupos que habían sido dominantes en el Pérmico nunca se recuperaron.
Entre las especies que desaparecieron se encuentran los trilobites, que habían sobrevivido durante varios eventos de extinción anteriores. Y los grandes anfibios que habían sido dominantes en la tierra. El evento también marcó el fin de los extensos bosques de helechos y licofitas que habían caracterizado gran parte del Paleozoico.
Importancia en la historia de la Tierra:
La extinción del Pérmico es considerada la extinción masiva más grande en la historia de la Tierra. Cambió para siempre la dirección de la evolución de la vida. La extinción abrió el camino para el surgimiento de nuevos grupos de animales, como los dinosaurios. Que dominarían la Tierra durante los próximos 160 millones de años.
Este evento nos recuerda lo vulnerables que son los ecosistemas ante cambios catastróficos en el medio ambiente. Algo que resuena en las preocupaciones actuales sobre el cambio climático y la crisis de biodiversidad que enfrenta el planeta en la actualidad.
No quiero matarte – Capítulo 5
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