Muchas personas cuando hacen un blog, un podcast o inician cualquier tipo de actividad en internet (o en la vida), lo hacen con una intención. Los que abren perfiles en Twitter o en Facebook quizás les mueva por ejemplo interactuar en el primer caso, con ese programa de televisión que sigue mediante los denominados hashtags (palabras precedidas por el símbolo #) y en el segundo caso porque alguna amistad o familiar tiene un perfil activado y le ha contado que puede ponerse en contacto con gente que hace años que no ve, con la familia, con los amigos y mostrar el lado de su vida que quiere a otros…
Efecto en los seguidores
De una u otra manera, al ser humano le gusta exhibirse. Mostrar a los demás sus éxitos, ocultar sus fracasos y de alguna manera venderse a los demás. Pero no vamos a entrar en estos intríngulis sociológicos y psicológicos, entre otras cosas porque no soy un especialista en los mismos.
El caso es que cuando llevas un tiempo en las redes sociales y vas escribiendo cosas, poco a poco vas adquiriendo los llamados seguidores o amigos, que en realidad es gente muchas veces que no conoces de nada. Si tu perfil está marcado por fotos propias y eres alguien realmente atractivo o atractiva, con fotos realmente sugerentes, el número de estos seguidores aumentará considerablemente, pues esa parte del ser humano, es algo tan innegable que es palpable.
En mi caso, he de decir que empecé antes de que las redes sociales existieran como tales. Me dio por escribir, sobre experiencias propias sobre tecnología y poco a poco ir contando mi evolución en el mundo tecnológico. El blog en realidad era eso, sólo que no era este, sino otro: Applenosol.com. Aunque en realidad empezó con otro nombre, éste no vino mas que a raíz de una “adaptación a los nuevos tiempos” y un intento de evolucionar. Éste, que leéis en estos momentos, surge mas tarde como necesidad propia de escribir pensamientos y experiencias que nada tienen que ver con la tecnología, propiamente dicha. Entre otras cosas porque en Applenosol.com me dedico desde hace años a realizar podcast y video tutoriales.
Bien, cuando uno empieza a hacer cosas como las que se describen en el párrafo anterior, lo hace por ocio, afición, gusanillo que pica, ganas de comunicar, etc.; sin un afán concreto de crear un modelo de negocio, aunque en un futuro pueda suponer una promoción personal o un simple “portfolio”. Pero tampoco va por ahí el sentido de este artículo. El caso es que aunque uno es consciente de que poco a poco va ganando seguidores que leen los artículos, oyen los podcast y ven los video tutoriales, no es consciente por no tener otras referencias de lo que genera en quienes te siguen. Por eso alguna vez he escrito sobre lo importante que es el feedback, entre otras muchas cosas. Evidentemente lo que está ocurriendo es que te estás haciendo famoso, en mayor o menor medida, ya que hay un grupo de personas que te sigue cada vez que publicas algo. Quizás Twitter y Facebook sea mas impersonal, sobre todo si no existen mensajes privados entre ambas partes, y como hay tantísimos usuarios, apenas si nos damos cuenta de si realmente interesamos o no o el impacto que tenemos, salvo por algunas indicaciones que el usuario común ni las tiene en cuenta. Pero en el tema de los Blogs y los Podcast es totalmente diferente y no somos conscientes, entre otras cosas porque nadie nos advierte, de lo que generamos en el ámbito de lo personal, mas allá de las cifras de lecturas, visitas o descargas.
Y el lector pensará ¿generar? ¿qué generas?. Pues ocurre exactamente igual que a cualquier cantante o actor de cine o series de televisión. El efecto viene a ser el mismo en mayor o menor medida. Este efecto es mas incisivo si en vez de escribir artículos, te dedicas a realizar Podcast o Video Tutoriales seguidos por las mismas personas, con la frecuencia con la que publiques. En mi caso eran cada semana, religiosamente, durante algunos años, aunque mas tarde por circunstancias personales esta frecuencia bajó. El efecto viene a ser que, semana a semana, estás metiéndote en la vida de las personas que te oyen, y si a estos les agradas, te oirán cada vez que publiques un audio y con el tiempo, ocurrirá como los actores de una serie de televisión o los presentadores de un telediario: Estás entrando en sus casas, en su vida, y formas parte de la misma.
Esto en si no es un problema, sino algo que está sucediendo. El problema es que el actor novel quizás es advertido o preparado por sus compañeros de oficio, pero el blogger o podcaster, no tiene quien le advierta de ello y muchas veces es totalmente inconsciente de ello, sobre todo si no recibe un continuo feedback.
Evidentemente también tienes una parte negativa, que es lo que en internet se denomina como Troll, que no es mas que aquel individuo que por extrañas razones se dedica a desprestigiarte o insultarte por «vete a saber qué extraños motivos o traumas en su vida» que le lleva a perder el tiempo de esa manera, quizás inconsciente de que todo mal que se desea a alguien acaba volviendo a ti 10 veces aumentado, pero claro, como no lo saben, mientras actúan de manera zafia e irrespetuosa, son felices, aunque en realidad a mi me parecen patéticos e infelices personajillos y por cierto bastante torpes e incultos pues no saben que “No hay mayor desprecio que no hacer aprecio”.
Pero dejemos fuera lo negativo y vayamos a lo positivo. El caso es que, como decía, estás formando parte de la vida de muchas personas y no eres consciente de ello. Esto no es que sea malo en si, yo diría que es bueno, y es realmente una manera de socializar; pero claro ocurre que la percepción del que escribe o realiza el podcast es ajena a esto, precisamente por la falta de feedback, y llega un momento en que por una razón u otra, ese seguidor que lleva oyéndote o leyéndote semanas, quizás años, se pone en contacto contigo para cambiar impresiones. Cuando esto sucede, quien está poniéndose en contacto adopta un tono que sorprende, si uno no es consciente de ello, y se toma una confianza que te pilla desprevenido, precisamente porque para esa persona que te habla, eres parte de su vida; pero tu no lo sabes.
¿Y qué ocurre entonces? Pues sencillo, si no estás siendo consciente de ese lado que ignoras, las respuestas pueden ser malas y producir sensaciones altamente negativas. Un ejemplo que hace que esto quede mas claro, si cabe, podría ser el siguiente:
Pongamos que haces un programa de radio o un podcast y alguien se pone en contacto contigo. Lo hace en un tono de confianza tal que te sorprende, pues en realidad antes de hablar por teléfono, Skype o Facetime, apenas habéis intercambiado un par de mensajes por Twitter, Facebook o breves e-mails. Como quiera que quien se pone en contacto ha conseguido hablar en vez de intercambiar mensajes, empieza con esas confianzas a ofrecerte o pedirte algo… Y entonces te sorprendes, porque nunca has almorzado con esa persona o dado esas confianzas y si te está ofreciendo algo le puedes responder con un “Vale, muy bonito, ¿qué quieres a cambio?” entre otras cosas porque no estás acostumbrado a que alguien te ofrezca algo a cambio de nada, y por precaución, somos desconfiados, sobre todo si antes alguien intentó por el mismo medio aprovecharse de nosotros descaradamente y así lo hicieron.
Evidentemente la persona que te está llamando en ese momento, puede que no entienda esa reacción, al menos de momento. Pude darse el caso de que luego reflexione y sea lo suficientemente inteligente para darse cuenta de que en realidad no te conocen de nada, y la respuesta es lógica, pero también puede pasar que no lo haga, y por tu reacción deje de seguirte.
Está muy claro que cada uno tenemos nuestro carácter, en unos casos mas empáticos que otros. Mas secos o mas diplomáticos, y puede que no nos importe mucho, somos nosotros mismos y punto y el resto qué mas da. Pero las cosas no son así, precisamente porque hay que intentar empatizar y ponerse del lado de la otra persona. Y no es que vayamos de divos, seamos bordes, o pasemos de todo, es que sencillamente somos desconocedores del efecto ampliamente descrito en estas líneas.
Es por ello que la vida te enseña y de la experiencia se aprende, y hablando se entiende la gente. Y no hace mucho, una conversación entre un seguidor mío y yo, aclaró muchas cosas y me hizo darme cuenta de este hecho, el cual desconocía por completo. Me he metido en las vidas de muchas personas, y por falta de comentarios en la web y en este mismo blog, no me doy cuenta de ello. No me voy a parar en señalar culpables, pues no los hay, y escribir un comentario tiene mucho trabajo, no son 140 caracteres de Twitter, y muchas veces ni eso hacemos, por algo está el favoritos o el «me gusta» de Facebook. Pero esa conversación que tuve con Jose Javier, un seguidor mío, me despertó eso de lo que no era consciente. No se si la solución a empatizar será la de no contestar inmediatamente o contar antes hasta 100 o leer dos o tres veces el mensaje, o reflexionar sobre el comentario, o todas las anteriores a la vez… La verdad es que este feedback se me hace mucho mas fácil cuando doy una clase o una conferencia porque estoy viendo las caras de mis receptores y les estoy pidiendo con gestos, expresiones, silencios y miradas ese feedback. Así pues, tendré que aprender a ello en lo sucesivo, espero que no me cueste mucho y lo haga rápidamente.
Simplemente terminar con un: “Lo siento, no lo sabía”
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