#99 2 polvos y 1 funeral

Si, el título, «2 polvos y 1 funeral» ya se que no es muy original y casi está sacado de la romántica película «Cuatro Bodas y un Funeral«. Pero a fin de cuentas eso era una película y esta historia puede que sea muy real, aunque evidentemente que los personajes han sido debidamente transformados para que sea imposible (o no tanto) su identificación.

La vida sin duda supera muchas veces la ficción, sobre todo cuando esa ficción se empeña en contenerse en comedias románticas muy peliculeras. Estamos llenos de estas historias que tanto gustan a las chicas, y a los chicos por complacerlas.

Pero que, en realidad, mete toxicidad a nuestras vidas por idealizar lo que sería una relación real, mucho más cruda que en la ficción y desde luego no siempre tan romántica, sobre todo porque en esas películas las malas rachas suelen pasarlas con un «6 meses después» mientras que nosotros tenemos que vivir esos 6 meses, mes a mes, día a día, hora a hora, minuto a minuto… Y todos sabemos que se hace más largo que un día sin pan.

Desde luego que la vida hay que tomársela con humor, y debemos aprender no sólo a apartarnos de gente y situaciones tóxicas, sino lo mas difícil, a reírnos de nosotros mismos. Riámonos con 2 polvos y 1 funeral.

Si no lo hacemos, la vida y las circunstancias acabarán por hacerlo por ti y se reirá de ti con descaro. Y si no, escuchad bien esta historia y veréis la cantidad de situaciones en las que esto mismo sucede.

2 polvos y 1 funeral | luisbermejo.com | podcast

Está claro que no debemos tomarnos las cosas tan a pecho, y sin duda hay que ponerle seriedad a ciertos asuntos, aunque, este que subscribe, le cuesta mucho mantener la seriedad en un funeral.

Sobre todo viendo las caras de aquellos que fingen dolor y hacen teatro, cuando en algunos casos, andan locos por asaltar el domicilio del finado o cobrar la herencia.

2 polvos y 1 funeral

La vida es un ciclo extraño,

un juego de ironías donde el placer y la pérdida

se entrelazan sin pedir permiso.

Dos polvos y un funeral.

Así de simple, así de crudo.

Un instante de piel contra piel,

de jadeos ahogados en la madrugada,

y luego, el frío inevitable de la despedida.

Nos aferramos a lo efímero,

al roce, al temblor,

a la ilusión de que el placer

puede ganarle la batalla a la muerte.

Pero al final,

quedan las sábanas revueltas

y el eco de un adiós

que no supimos evitar.

La carne se consume,

el deseo se apaga,

y en la otra esquina de la vida,

alguien viste de negro

y llora por lo que ya no vuelve.

Dos polvos y un funeral.

Porque al final,

todo es un suspiro que se pierde

antes de darnos cuenta

de que ya es tarde.

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