Los lunes son como son, a poca gente les gustan los lunes. Unos, porque después de un fin de semana relajado y tranquilo tienen que ponerse las pilas e ir a trabajar, otros porque están cansados del desenfreno del fin de semana y del poco descanso que han tenido. Y los que peor sin duda lo afrontan, los que siguen en paro y deben pasar otro «lunes al sol». Se como fuere, siempre es un
Lunes y el maldito despertador
En esta historia os cuento un suceso, mezcla de todo lo anterior, como si el tener una de esas cosas que nos fastidian el lunes no fuera suficiente, puede darse el caso que concurran en un solo individuo las tres cosas la la vez. El colmo ¿verdad? Pues si, la verdad es que sucede muchas mas veces de las que pensamos que pueda suceder. Mucho se ha escrito de los lunes, incluso hubo una famosísima canción que seguro que recuerdas.
Curiosamente siempre le echamos la culpa al día de la semana, que si es lunes porque hay que madrugar para ir a trabajar, que si es martes maldecimos porque no nos hemos recuperado del lunes anterior, que si es miércoles porque es anodino y está ahí sin que sepamos muy bien por qué, podrían quitarlo del calendario, que si es jueves maldecimos que no sea viernes y que siempre esté en medio, y el viernes ¡bien!
Por fin es viernes, pero lo maldecimos porque aún quedará todo un día para que acabe y poder descansar, por no hablar de quienes trabajan el sábado y envidian a los que no, porque van a relajarse o divertirse antes… Pero el verdadero culpable de todo no son los días de la semana, el denominador común a todos los males de las semanas es el maldito despertador. Pero de éste sólo nos acordamos cuando suena, después, le ignoramos totalmente, y no nos acordamos… Y es que «no hay mayor desprecio que no hacer aprecio«
Episodio #19 Lunes y el maldito despertador | luisbermejo.com | podcast
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